La Gran Esfinge de Guiza | Guardián de la Necrópolis e icono del Antiguo Egipto

La Gran Esfinge de Guiza fue tallada en el lecho rocoso de la meseta de Guiza durante el reinado de Jafre, hacia el 2500 a.C. Probablemente se construyó después de la Pirámide de Khafre y su Templo del Valle.
Como muchos otros monumentos del antiguo Egipto, la esfinge estuvo engalanada en su día con pintura amarilla y azul brillante, pero ésta ha desaparecido.
Como la finalidad de la Esfinge se ha olvidado hace mucho tiempo, han surgido muchas leyendas y supersticiones intrigantes sobre su creación.

Algún tiempo después del final del Reino Antiguo, la Necrópolis de Guiza fue abandonada. Sin embargo, hacia 1400 a.C., el faraón del Imperio Nuevo Tutmosis IV excavó las patas delanteras de la Esfinge y erigió un santuario con una Estela del Sueño (una losa de granito con inscripciones) que proclamaba su realeza.
Más tarde, el faraón Amenhotep II, que también construyó un templo al dios del sol Hor-em-akhet en el siglo XIII a.C., y Ramsés II el Grande, llevaron a cabo nuevas excavaciones.

En la época grecorromana, Guiza era una atracción turística muy popular, y las Pirámides y la Esfinge se consideraban antigüedades.
La Gran Esfinge, en particular, fue visitada por varios emperadores romanos. Y, en el siglo I d.C., se volvió a limpiar de arena la Esfinge y se erigió una escalera monumental que conducía a las patas. Alrededor del año 166 d.C. se llevó a cabo una nueva restauración de los muros que rodeaban la Esfinge.
Pero, con la caída del Imperio Romano, la Esfinge volvió a quedar engullida por las arenas.

Aunque el culto a la Esfinge persistió en la Edad Media, los escritores árabes la consideraban Belhib, una versión del dios cananeo Hauron. También creían que era un talismán que protegía a Giza y El Cairo contra el desierto.
Sin embargo, fue también durante este tiempo cuando se rompió la nariz de la Esfinge. Se cree que se rompió intencionadamente con cinceles entre los siglos III y X d.C.
El historiador árabe al-Maqrīz creía que se trataba de un acto de represalia de Muhammad Sa'im al-Dahr contra los campesinos locales que rezaban a la Esfinge.

La primera excavación arqueológica moderna tuvo lugar en 1817, supervisada por Giovanni Caviglia, durante la cual se descubrió el cofre de la Esfinge. Una nueva excavación realizada en 1887 por Eugène Grébaut, descubrió las patas, el altar y la estela de Tutmosis IV.
En 1931 se hicieron varias restauraciones, algunas cuestionables. La cabeza dañada de la Esfinge se reparó con hormigón, lo que creó un perfil alterado. También se desmontó la escalera romana cercana a las patas.

En la actualidad, la Gran Esfinge aún conserva algunas de sus cicatrices. Pero, su cuerpo ha sido apuntalado con capas de nuevos bloques de piedra caliza.
Recientemente, en 1988 y en la década de 1990, se llevaron a cabo una serie de reparaciones y restauraciones.
Aunque sigue en pie, también está amenazada por la contaminación y la subida de las aguas subterráneas, y necesita reparaciones constantes. No obstante, es una maravilla para la vista y es un símbolo del poderío y la maravilla artística de los antiguos egipcios.