La tradición piramidal egipcia comenzó con las tumbas mastaba, evolucionando más tarde hacia pirámides escalonadas como la de Djoser en Saqqara. Hacia la IV Dinastía, los constructores perfeccionaron las pirámides de lados lisos, allanando el camino a Guiza. Estos monumentos reflejaban no sólo la habilidad arquitectónica, sino también profundas creencias religiosas sobre la realeza y la vida después de la muerte.










